Desde que volví del viaje no te he dedicado unas palabras.. Será porque estoy concentrada en terminar el diario de viaje y porque no siento demasiada inspiración.
El viaje fue increíble, una experiencia que jamás olvidaré.. a Suiza, Turquía, Inglaterra, Escocia, Alemania, Austria, Polonia, Eslovenia, Letonia, Estonia, Dinamarca, Italia.. quién me lo iba a decir! cuando comenzó este año no sabía lo extraño que iba a ser. Tantas cosas vividas y parece que en muy poco tiempo. Será porque se acerca el final de año, la Navidad o yo que sé.. pero tiendo a pensar en lo pasado. Además, la vuelta de un viaje así sin tener que ocupar la cabeza con pesadas rutinas de nuevo, no es fácil. Por que la cabeza no se frena y el cuerpo de repente se ve frenado. es extraño, hay que recuperar el rumbo y volver a ponerse metas aquí y ahora. Ya se verá lo que pasa después. Más viajes en mente, puede, pero ahora lo importante es tomar decisiones que vayan encauzando mi vida diaria. Demasiados meses sentada viendo pasar la vida del resto, sin tomar decisiones para buscar el cambio real. Ya no, me cansé, ahora toca arriesgar, volver a caminar hacia lo desconocido. Por que eso es lo único que me mueve ahora, poder colaborar de alguna forma en mejorar este mundo que se me muestra tantas veces despiadado.
Ayer, gracias al consejo de una amiga, vi la película de "Mi nombre es Harvey Milk". El tema no es algo que nos sea desconocido, diferencias sociales, raciales, sexuales.. todas han alejado a las personas, las han marginado en esta sociedad. Y porque estamos en el siglo XXI tendemos a pensar que todo esto ha desaparecido, y no es así.
En mi viaje visité el campo de concentración de Austzwich, posiblemente una de las experiencias más duras que he vivido últimamente. Porque aunque hemos oído hablar de la historia tantas veces, hasta que no lo vemos cerca ni empezamos a imaginar lo que es, lo que fue. Los sentimientos que vinieron a mi en ese momento eran contradictorios. Por una parte sentía que no debía estar ahí mirando como si fuera un museo lo que un día fue un campo de exterminio de personas, y por otro lado sentía que esto debería ser conocido por todo el mundo para así poder intentar cambiar el rumbo de las cosas, evitar que vuelvan a suceder. Aún pisando ese suelo no nos hacemos a la idea de lo que pasó allí, pero cuando se pone rostro a una barbarie de tal magnitud es imposible sentirse al margen. Después de unas horas conociendo el lugar me empecé a plantear si eso mismo no sigue ocurriendo hoy en día, camuflado de otra forma.
Cuando alguien nombre la palabra "nazi" todos reconocemos el horror y el desprecio que nos puede generar, pero ahora mismo siguen dándose genocidios y psicópatas que dirigen el mundo a su antojo. Creo que aquí se produjo el punto de inflexión: no quiero seguir siendo una parte de la rueda sin más. Quiero intentar cambiar las cosas, aunque sean insignificantes, pero no quiero sentir que pasé por la vida de puntillas sin luchar realmente contra la injusticia. El mensaje de la película de ayer fue claro y necesario: lucha y esperanza.