jueves, 29 de enero de 2009

Nuevos tiempos

Hace ya demasiado tiempo que te he dejado de lado, amigo, parece que me apoyo en ti sólo en los malos momentos… pero también tengo muchas cosas buenas que contarte!

Últimamente pienso en todo lo que nos podemos llegar a perder por tabúes, por dejarnos arrastrar por la monotonía.. qué sé yo! Pero lo bonito es que al llegar el día dónde todas las máscaras desaparecen, donde los miedos pasan a un segundo plano.. donde nos dejamos llevar.. ahí es donde realmente empezamos a disfrutar de todo de una manera muy distinta.

Yo estoy viviendo esos momentos. Y no se trata de que tu alrededor te empuje a cambiar.. de hecho yo me encuentro en un mundo laboral bastante gris y hostíl, mis amigos no han variado últimamente.. pero yo sigo cambiando, sigo despertando. Y lo mejor de todo, no quiero que esto pare, quiero llegar a ser mi pleno yo a lo largo de mi vida, no dejar de crecer nunca.

En estos días vuelven a despertarse en mi todos esos sentimientos que se atropellan, ideas contradictorias… todos esos sueños que de vez en cuando vuelven a mi cabeza y me incitan a dar el cambio, a despertar, a echarle ganas y andar por el camino que me conducirá hacia las cosas que realmente anhelo. Proyectos que siempre acabo dejando a un lado porque tiendo a pensar que ya habrá tiempo, que ya lo haré más adelante… para nada! Ya no quiero esperar, quiero empezar a actuar. Empezar a prepararme para que mi camino se cruce con lo que ando buscando, acercándome al mundo de las ong’s y asociaciones que luchen por los derechos de los animales. Porque esa idea nunca saldrá de mí hasta que no la viva, hasta que no la exprima, porque cada día la doy mil vueltas.. y al final acabo pensando en si realmente lo que me frena es el miedo al cambio, es decir, el miedo a no estar realmente preparada para volver a empezar sin saber nada de lo que está a tu alrededor, sin tener herramientas… pero las ganas pueden más, al menos por ahora, y espero que jamás huya de mi la ilusión, trato de alimentarla cada día, es la energía de mi motor.

viernes, 9 de enero de 2009

regreso del viaje a Dublín...

Bueno, todo comenzó el 30 de Diciembre del pasado año, a eso de las 19:00. A esa hora me encontraba ya en el aeropuerto dispuesta a efectuar todos los trámites necesrios para comenzar mi camino hacia una ciudad desconocida: Dublín. Bueno, para mi ya no era tan desconocida ya que antes de partir me releí varias veces una guía en la que se presentaba bastante bien el lugar.
Justo en el momento de montar en el avión es cuando realmente fui consciente de lo que estaba a punto de comenzar: las primeras navidades fuera del nido.

Días antes si que compartí momentos familiares muy lindos, pero este año deseaba comenzar el año de una forma muy diferente.. Como el día 30 llegamos realmente tarde fue el propio día de nochevieja el que empezamos a disfrutar. Imagino que no en todos los lugares es un día tan especial como lo es para mí, pero además en mi país tenemos ciertas costumbres familiares bastante arraigadas. Ese día sueles cenar con la familia y después todos juntos esperan el momento más emocionante de la noche: buscas un canal en la televisión para ver como radian las 12 campanadas que indican el fin del año presente y el comienzo del nuevo año.
Pues bien, este miércoles en Dublín iba a ser realmente distinto.. cuando llegó la hora de cenar nos dispusimo a buscar un restaurante tranquilo donde poder disfrutar de una grata velada. En Irlanda las costumbres son muy distintas y el último día del año no se celebra con especial entusiasmo. Mucha gente llenaba las calles desde bien pronto e iban a cenar por ahí como nosotras, como turistas en lugar desconocido. Allí no se reúnen con la familia, simplemente es un día más de fiesta.

Pues bien, según se acercaba la tarde no podía dejar de sentir algo de nostalgia por lo que iba a dejar de disfrutar con la familia, pero realmente me sentí como en familia. Nos acompañaba el ambiente navideño típico que alberga esta ciudad, pero lo más curioso estaba aún por llegar.... No sabíamos cómo serían los momentos siguientes, y guiadas por lo poco que conocíamos, fuimos a parar al punto de encuentro dublinés para despedir el año. Eran las 22:55 en Irlanda y nosotras sabíamos que lejos de allí todos nuestros amigos estaban a punto de pasar al nuevo año.. y por qué perdérnoslo? así fue, nos comimos las 12 uvas observando como el reloj marcaba las 23:00. Y justo en el momento en que creíamos que nadie más estaría viviendo ese momento como nosotras, nos percatamos de una pareja cercana que intentaba diregir sus últimas uvas. Corrimos al encuentro como locas y en un instante disfrutábamos de los abrazos y la calidez de dos personas hasta entonces desconocidas. La emoción del momento es indescriptible! toda una locura... Fue un momento realmente feliz en el que sentimos que no estábamos solas, nunca estamos solos..
Pero a las 24:00 dublinesas nos esperaban más sorpresas... optamos por vivir el nuevo año en el lugar en el que estábamos, comiendo otras 12 uvas!! eso si, en este caso nos hallábamos rodeadas de un montón de gente de todos los lugares.. incluida España! Muchas personas estaban en nuestra misma situación y nos dispusimos todos para disfrutar de nuestra forma de despedir el año. Pero cuando empezaron a sonar las campanas.. qué locura! sonaban como locas! jajja fue imposible cuadrar las uvas en el tiempo.. pero lo hizo aún más divertido! Cuando terminaron de resonar empezó la fiesta con todo el mundo siguiendo a los Hare Crisnas! En ese momento nos percatamos de que la pareja con la que habíamos compartido las "uvas made in Spain" estaban ahí! Nos unimos y bailamos con los cantos que alegraban a todos..el ambiente era una auténtica fiesta... Y la noche siguió con música en directo por los bares de Temple Bar. La noche no fue muy larga, pero si que puedo decir que fue intensa, divertida y sorprendente.

Al día siguiente disfrutamos de la ciudad, de sus calles, de su gente... Cada día comenzó con un grato desayuno que fomentaba la energía para el resto del día, eso si, algunas veces a la hora de comer de los irlandeses...jeje Entre nuestras visitas estuvieron la antigua fábrica de Jameson, la fábrica de Guinness (mmmmm.. puedo llegar a saborear una de sus pintas...), las calles principales de ambos lados del río Liffey, el Trinity College, los grandes parques, las magestuosas iglesias protestantes, los músicos que animaban las calles y hacían que te olvidases del frío, las típicas casas de puertas de colores, The Libertines, Temple Bar ( de noche y de día...).. y seguro que olvido nombrar muchos, ya que los recorridos fueron largos y dispersos.
Pero para mi uno de los días más emocionantes vino cuando dejamos atrás la ciudad de Dublín para adentrarnos en los valles de Wicklow y llegar hasta los restos celtas de Glendalough. Fuimos en una furgoneta para 14 personas que nos llevó por los caminos que bordeaban los picos de las montañas, pudiendo entrever los lagos en lo valles, los chorros de agua que formaban pequeñas cascadas, las ovejas que pastaban libremente por las laderas, las hierbas bajas que conformaban el paisaje en esta época del año... Y entonces llegamos allí, un cementerio celta que conserva ciertas arquitecturas de la época como una gran torre, una pequeña capilla y otros muros de lo que parecían edificios más importantes. Era inevitable fijarse en las lápidas mientras el guía intentaba hacer comprensible todos los comentarios e historias que albergaba el lugar. Había lápidas antiquísimas, ni si quiera recuerdo años, pero si recuerdo que me impactó, al igual que la edad de algunas (112 años..). En sí estar en un cementerio no es algo que normalmente me agrade, pero en esta ocasión sentía algo más allá.. te sentías atemporal en el gran valle en el que se encontraban sumergidos estos restos.. Una gran experiencia.

Y así quedan reflejados a grandes rasgos las emociones, lugares, sentimientos y vivencias que compartimos durante 5 días... gracias pequeña S ;-)

martes, 6 de enero de 2009

año nuevo... vida nueva

El título refleja un dicho con el que hemos crecido todos... pero no creo que se trate de una vida nueva, sino de darse cuenta de si vivimos como realmente queremos vivir.

Acabo de regresar de un gran viaje... un viaje que me ha abierto más las puertas del mundo.. Dublín! gran ciudad.. realmente si vas a verla comprenderás en seguida que no es la ciudad más hermosa del mundo. Lo mejor es su ambiente, la manera de vivir que tienen todas las personas del lugar. A cada momento conoces una persona nueva que está deseando saberlo todo de las demás. Será porque es una ciudad "de paso" en la que todas las personas se han sentido igual al inicio... como un extraño solitario en una tierra desconocida y posiblemente con un lenguaje distinto. Es extraño, pero nunca podrás sentirte solo.

Además de todos los monumentos que pueda tener la ciudad, algunos muy interesantes y de una arquitectura muy distinta a la que solemos conocer en este país, algo que nunca olvidaré fue la pequeña visión que tuve de lo que para mi es la Irlanda real. Con esto me refiero a esas colinas que al unirse en sus valles forman esos preciosos lagos.. que sensación! son bellísimos... y en primavera tienen que presentar todo su esplendor! que sensación al moverte por esos caminos entre montañas y montañas... perdido entre sus colinas... sólo espero poder regresar para poder ver todo lo que me he perdido... esos pueblecitos pesqueros.. esos castillos al borde de los acantilados... esos faros que alumbran a todo el que desea acercarse a su costa.. paisajes bellísimos que sólo he podido contemplar en libros o postales.

Pero la conclusión es que el viaje me ha resultado muy enriquecedor.. caminar por una ciudad con ese aire tan misterioso.. y lo mejor de todo! ni un solo día d lluvia.. impresionante, verdad? el mundo nos sonríe a la bella Silvia y a mi. Bravo por el viaje señorina... un placer :-)