martes, 22 de septiembre de 2009

De vuelta

Y después de un verano de locura al final siempre vuelvo a ti. No sé qué es lo que tienes que haces que un día que comienza totalmente gris pueda transformarse en un lindo atardecer con el sol alumbrando mi cara. Sólo con saber que estoy cerca mi corazón late más rápido y en mi cara se dibuja una sonrisa. Y eso es porque todo momento a tu lado me da sólo felicidad, el resto del mundo desaparece a tu paso.
Será por eso que siempre busco la paz en tu regazo, esos momentos de soledad en los que vuelvo a encontrarme y poder disfrutar de un paréntesis al aire libre en esta ciudad de locos. La lectura fue realmente gratificante, al notar el sol calentando mi mejilla me sentía totalmente arropada. Y esa es la magia del Retiro, mi corazón.
Pero hoy toda esa tranquilidad se vio rota bruscamente a causa de unos gritos que llamaron mi atención. En seguida pude ver que se trataba de dos policías y un inmigrante que se habían encontrado a unos cincuenta metros de mi. Intenté ver lo que pasaba, mi cabeza pensó en lo peor de primeras.. pero no conseguí ver nada extraño, ninguna agresión que justificara los gritos. Más que gritos de dolor me parecieron gritos de desesperanza, decepción, desilusión, impotencia... porque el papel de la persona que cada día ha de enfrentarse a burlar cualquier tipo de seguridad o a pasar desapercibido a causa de no tener papeles, no parece nada fácil. Vivir así ya ha de ser una agonía, una intranquilidad constante, pero cuando llega el desafortunado momento en que sabes que te vas a ver descubierto.. sólo queda gritar.

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