El primer día en Marrakech fue fácil ya que disponíamos de dos maravillosos guías para el alojamiento y la Medina. El hostal era todo un lujo ya que teníamos baño con ducha propia! q placer... nada habitual hasta el momento. desayunamos en un lugar increible, junto a la plaza de Jemaa el Fna, unas crêpes con queso y miel... que manjar!! Y tras una merecida ducha, visita por las callejuelas de la medina, la más acojedora hasta el momento por la amplitud de sus calles. Eso sí, muy soleadas.. y a la noche locura de luces y gente en la ciudad. El tráfico era un caos, sobre todo desde la perspectiva aérea de alguna terraza. Nos cuestionamos cómo eran capaces de sobrevivir los peatones... Y después de una divertida noche, nos abandonaban 2 amigos... una nueva etapa del viaje comenzaba, distinta. Gracias chicos.
Silencios y abismos
Hace 7 años
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