viernes, 9 de enero de 2009

regreso del viaje a Dublín...

Bueno, todo comenzó el 30 de Diciembre del pasado año, a eso de las 19:00. A esa hora me encontraba ya en el aeropuerto dispuesta a efectuar todos los trámites necesrios para comenzar mi camino hacia una ciudad desconocida: Dublín. Bueno, para mi ya no era tan desconocida ya que antes de partir me releí varias veces una guía en la que se presentaba bastante bien el lugar.
Justo en el momento de montar en el avión es cuando realmente fui consciente de lo que estaba a punto de comenzar: las primeras navidades fuera del nido.

Días antes si que compartí momentos familiares muy lindos, pero este año deseaba comenzar el año de una forma muy diferente.. Como el día 30 llegamos realmente tarde fue el propio día de nochevieja el que empezamos a disfrutar. Imagino que no en todos los lugares es un día tan especial como lo es para mí, pero además en mi país tenemos ciertas costumbres familiares bastante arraigadas. Ese día sueles cenar con la familia y después todos juntos esperan el momento más emocionante de la noche: buscas un canal en la televisión para ver como radian las 12 campanadas que indican el fin del año presente y el comienzo del nuevo año.
Pues bien, este miércoles en Dublín iba a ser realmente distinto.. cuando llegó la hora de cenar nos dispusimo a buscar un restaurante tranquilo donde poder disfrutar de una grata velada. En Irlanda las costumbres son muy distintas y el último día del año no se celebra con especial entusiasmo. Mucha gente llenaba las calles desde bien pronto e iban a cenar por ahí como nosotras, como turistas en lugar desconocido. Allí no se reúnen con la familia, simplemente es un día más de fiesta.

Pues bien, según se acercaba la tarde no podía dejar de sentir algo de nostalgia por lo que iba a dejar de disfrutar con la familia, pero realmente me sentí como en familia. Nos acompañaba el ambiente navideño típico que alberga esta ciudad, pero lo más curioso estaba aún por llegar.... No sabíamos cómo serían los momentos siguientes, y guiadas por lo poco que conocíamos, fuimos a parar al punto de encuentro dublinés para despedir el año. Eran las 22:55 en Irlanda y nosotras sabíamos que lejos de allí todos nuestros amigos estaban a punto de pasar al nuevo año.. y por qué perdérnoslo? así fue, nos comimos las 12 uvas observando como el reloj marcaba las 23:00. Y justo en el momento en que creíamos que nadie más estaría viviendo ese momento como nosotras, nos percatamos de una pareja cercana que intentaba diregir sus últimas uvas. Corrimos al encuentro como locas y en un instante disfrutábamos de los abrazos y la calidez de dos personas hasta entonces desconocidas. La emoción del momento es indescriptible! toda una locura... Fue un momento realmente feliz en el que sentimos que no estábamos solas, nunca estamos solos..
Pero a las 24:00 dublinesas nos esperaban más sorpresas... optamos por vivir el nuevo año en el lugar en el que estábamos, comiendo otras 12 uvas!! eso si, en este caso nos hallábamos rodeadas de un montón de gente de todos los lugares.. incluida España! Muchas personas estaban en nuestra misma situación y nos dispusimos todos para disfrutar de nuestra forma de despedir el año. Pero cuando empezaron a sonar las campanas.. qué locura! sonaban como locas! jajja fue imposible cuadrar las uvas en el tiempo.. pero lo hizo aún más divertido! Cuando terminaron de resonar empezó la fiesta con todo el mundo siguiendo a los Hare Crisnas! En ese momento nos percatamos de que la pareja con la que habíamos compartido las "uvas made in Spain" estaban ahí! Nos unimos y bailamos con los cantos que alegraban a todos..el ambiente era una auténtica fiesta... Y la noche siguió con música en directo por los bares de Temple Bar. La noche no fue muy larga, pero si que puedo decir que fue intensa, divertida y sorprendente.

Al día siguiente disfrutamos de la ciudad, de sus calles, de su gente... Cada día comenzó con un grato desayuno que fomentaba la energía para el resto del día, eso si, algunas veces a la hora de comer de los irlandeses...jeje Entre nuestras visitas estuvieron la antigua fábrica de Jameson, la fábrica de Guinness (mmmmm.. puedo llegar a saborear una de sus pintas...), las calles principales de ambos lados del río Liffey, el Trinity College, los grandes parques, las magestuosas iglesias protestantes, los músicos que animaban las calles y hacían que te olvidases del frío, las típicas casas de puertas de colores, The Libertines, Temple Bar ( de noche y de día...).. y seguro que olvido nombrar muchos, ya que los recorridos fueron largos y dispersos.
Pero para mi uno de los días más emocionantes vino cuando dejamos atrás la ciudad de Dublín para adentrarnos en los valles de Wicklow y llegar hasta los restos celtas de Glendalough. Fuimos en una furgoneta para 14 personas que nos llevó por los caminos que bordeaban los picos de las montañas, pudiendo entrever los lagos en lo valles, los chorros de agua que formaban pequeñas cascadas, las ovejas que pastaban libremente por las laderas, las hierbas bajas que conformaban el paisaje en esta época del año... Y entonces llegamos allí, un cementerio celta que conserva ciertas arquitecturas de la época como una gran torre, una pequeña capilla y otros muros de lo que parecían edificios más importantes. Era inevitable fijarse en las lápidas mientras el guía intentaba hacer comprensible todos los comentarios e historias que albergaba el lugar. Había lápidas antiquísimas, ni si quiera recuerdo años, pero si recuerdo que me impactó, al igual que la edad de algunas (112 años..). En sí estar en un cementerio no es algo que normalmente me agrade, pero en esta ocasión sentía algo más allá.. te sentías atemporal en el gran valle en el que se encontraban sumergidos estos restos.. Una gran experiencia.

Y así quedan reflejados a grandes rasgos las emociones, lugares, sentimientos y vivencias que compartimos durante 5 días... gracias pequeña S ;-)

2 comentarios:

  1. Unas palabras después de leer esta preciosa publicación: para mí ha sido una auténtica Nollaig Shona!! Besitos, S.S.D.

    ResponderEliminar
  2. Muy bonito el relato, me alegra saber que vuestro viaje fue una marea de sentimientos, vivencias y emociones !!!!
    Un saludo
    Gianni

    ResponderEliminar