martes, 6 de noviembre de 2012

Utopía, buena palabra

La sensibilidad suele ser una cualidad apreciada por muchos, sentir que todo es importante, dar valor a todo lo que le pasa a uno... El problema viene cuando esa cualidad se convierte en una carga.
En el mundo laboral de hoy en día la gente tiende a tratar mal al resto para conseguir cosas de ellos, o para cuidar su propio culo. Como si el resto de personas no sintieran, no importasen, no tuvieran más valor que el que indica su nómina. Cada día tengo más claro por qué no soy feliz en ese mundo. Me siento mal cuando me tratan mal, me siento mal si tengo que tratar mal.. y se supone que eres más débil o no estás tan preparado por no aceptar cualquier cosa, cualquier pisada, la falta de educación.. ¿quién se cree eso?? Yo no.
He decidido pasar, dejar a un lado a toda esa jentuza que ni valora ni disfruta de cada momento que vive, que no sabe regalar una sonrisa a los demás simplemente al cruzarse con ellos, porque si, porque ¿desde cuándo tiene que haber un por qué??

Hace poco terminé un libro que habla de todo esto, de toda la sociedad, Utopía, de Thomas More.
El título ya te hace pensar, empiezas a plantearte de qué tipo de utopía hablará, pero sólo con esa palabra se te viene a la cabeza algo bueno, algo mejor. Al menos en mi cabeza las utopías siempre son ideas que trato de alcanzar porque son mejores que lo que se plantea en el momento actual, en la realidad. Para algunas personas siempre son cosas inalcanzables, ensoñaciones, imaginaciones.. pero ese término es surrealista para mi. Al igual que las ilusiones, no son inalcanzables.
El mundo que se refleja en este libro te hace pensar, es inevitable. La mayoría habremos pensado en vivir algo así. Bueno, no del todo, muchos puntos en los que se instaura esa sociedad no los comparto. No concibo una buena sociedad como un lugar no plural, sin libertad de elección, dedicar la vida al trabajo.. Pero todo depende cómo se lea, cómo lo tomes. Por encima de eso, algunas puntos que plantea son de admirar.

La mayoría distinguimos el mal del bien, sobre una especie de conceptos "base". Este tema es muy peliagudo, está claro que nadie puede decir de manera absoluta qué es bueno y qué es malo. Pero basándonos sólo en los principios generales de nuestra actual sociedad, es increíble la facilidad que existe para saltárselos, para utilizarlos para limpiarse el culete. ¿Y después nos sorprende que las personas que ni conocen esos principios no los sigan? Fuera hipocresías.

Es increíble pensar que se trata de un libro del año 1516 y hoy en día seguimos anhelando lo mismo de las personas, del lugar en el que vivimos. Ya la historia nos muestra que somos cíclicos, todo tiende a repetirse una y otra vez, desgraciadamente sobre todo lo malo. Si aprendiéramos de nuestro errores tal vez romperíamos el círculo, tal vez.
Un libro breve pero intenso, sería una gran idea que se lo leyese todo el mundo hoy en día para que la esperanza del cambio no muera. Porque si no creemos en él no lo vamos a buscar, y si no lo intentamos nunca se cumplirá nuestra UTOPIA.


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