Y si, muchas veces caemos en el error de creer que una pequeña mentira no tiene consecuencias, no? error, bien lo demuestra una peli que vi el otro día y que lleva el mismo nombre que este post.
Por alguna extraña razón me llamó la atención cuando la vi en la cartelera, bueno, también porque participaba Marion Cotillard, muy buena actriz para mi gusto, y porque el cine francés sabe tratar ciertos temas con una sensibilidad que me asombra, me envuelve en sus películas.
Reflejan una realidad muy certera: cómo nos complicamos la vida. Porque cuando algo es bueno y sencillo se le suelen buscar los tres pies, no se asume que algo bueno pueda venir sin más. Y tal vez por eso cuando vivimos algo bueno, de alguna manera hay ocasiones en las que lo saboteamos, sin saber por qué y sin quererlo, pero lo estropeamos.
Ayer otra gran película hablaba de lo mismo: Bienvenidos al norte. Mostraba cómo se vive a base de tópicos, cómo muchas veces se dice lo que el otro quiere oír en lugar de lo que se siente.. y cómo eso siempre lleva al mismo destino: catástrofe. Las mentiras nunca se mantienen, como buen refrán dice: se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Y me podría quedar sólo con esa lectura, pero había mucho más. En ambas películas hablan de la fuerza del amor, cómo a través de él somos capaces de llegar a cualquier sitio. Ese amor familiar, de amistad, de pareja... lo que sea, ese que nos hace más fuertes. Porque por alguna extraña razón cuando sentimos que estamos entregando amor a alguien es cuando nos crecemos, cuando confiamos en nosotros mismos más que nunca, cuando todos nos volvemos Ironman, o Tormenta, a gusto de cada uno.