Por fin arrancaron los proyectos, por fin avanzo hacia nuevas ilusiones y todo el camino aparece sin baches y lleno de recovecos por descubrir. Casualidad que coincida con la llegada del sol?? quién sabe, está claro que todo se ve de otro color en cuanto asoman los primeros rayos de primavera, pero cierto es que el buen camino comenzó en el invierno, para llegar completamente feliz y renovada a la nueva primavera.
Y supongo que es cierto que cuando vivimos buenos momentos no sacamos tanto tiempo para escribir, la inspiración no surge en cada pensamiento como cuando la sonrisa no camina de nuestra mano. Pero bueno, las cosas llegan cuando llegan, sin más. Hoy sentía que quería volverte a hablar, quería contarte que hoy descubrí un bosque encantado... no lo crees?? pues si, así fue. Me dejé guiar por la mano de un ángel a través de caminos serpenteantes que retaban a mi sentido del equilibrio en ocasiones. Y no podía imaginar lo que me esperaba al final del túnel... increíble! de hecho creo que en la primera imagen que llegó a mis ojos un duendecillo correteaba juguetón entre los pastos altos y verdes. A mi alrededor sólo podía ver grandes árboles que emanaban años y años de historia, esos árboles de tronco fuerte y color marrón oscuro cuya copa se vislumbra en las alturas, frondosa y espesa bailando al son del viento.
Buscamos ese claro abierto en mitad del bosque donde se cuelan los rayos del sol y pudimos disfrutar de un grato momento de paz adornado con alegrías para el paladar y un buen mate regando nuestro interior. qué más se puede pedir? ya sé, que el tiempo se hubiese parado y pudiésemos haber seguido disfrutando de ese momento durante más tiempo, durante todo el tiempo... nuestro bosque.